Los cachorros de husky siberiano nacen con las orejas muy pequeñas y echadas hacia delante. A partir del primer mes de vida se les van levantando. Necesitan cuidados especiales, como una dieta nutritiva y en cantidad suficiente, y paseos adecuados a su edad. Pero solo después de haberle colocado todas las vacunas de tu cachorro, podrás sacarlo a la calle, si no, podría contagiarse de enfermedades víricas mortales como el parvo o el moquillo canino.
Aunque se adapten a vivir con nosotros en las ciudades, los huskies son una raza de perros nórdicos de trabajo muy especiales, criados para soportar temperaturas bajo cero y realizar grandísimos esfuerzos recorriendo largas distancias, ya fuese trabajando como pastores o tiradores de trineos.
Es un perro bello, cariñoso y ultra vital, que ama el deporte y correr, sobre todas las cosas. Si no tienes un gran jardín para él, y el tiempo y las ganas de darte grandes caminatas y carreras con tu husky a diario, solo podemos recomendarte que NO tengas un husky. Esto no es ninguna tontería, yo adoro la raza husky pero seamos realistas.
Las perreras siempre reciben Huskys abandonados, porque a pesar de tratarse de un perro maravilloso, no todo el mundo es capaz de manejarlos. Son perros extremadamente energéticos y algo nerviosos, no son tan obedientes como otros perros, y desde luego, no son peluches de las nieves ¡sino grandes atletas!.
El mejor consejo que podemos darte a ti, pensando en los huskys, es que a menos que seas un loco del deporte, el monte o las caminatas largas no tengas uno. Desgraciadamente se oyen demasiado a menudo sobre perros huskys abandonados porque el dueño dice «ya no sé qué hacer con él, o «no hago carrera con él». Las personas que idealmente podrían cuidar bien de él son solteros, familias con hijos que sean activas y les guste caminar, deportistas y paseadores.
En definitiva gente activa físicamente y mejor aún si vive en el campo o en una casa con un gran jardín, y habita en regiones frías, ya que los huskys soportan muy mal el calor.